* La cirrosis por alcohol se ha convertido en una de las principales preocupaciones de salud pública en muchos países


Xalapa, Ver. - Esta enfermedad hepática irreversible se origina a consecuencia del consumo excesivo y prolongado de alcohol, convirtiéndose en la etapa final de la enfermedad hepática alcohólica. 

La capacidad del hígado para regenerarse se ve gravemente comprometida, llevando a una serie de complicaciones que pueden poner en riesgo la vida del paciente.

El hígado, un órgano fundamental en la desintoxicación del cuerpo, se ve sobrecargado por el abuso de bebidas alcohólicas. 

Con el tiempo, las células hepáticas comienzan a dañarse, lo que provoca inflamación y fibrosis. 

Esta fase crónica de daño culmina en la cirrosis, donde el tejido sano es reemplazado por tejido cicatricial, impidiendo la adecuada función del hígado.

Las estadísticas son alarmantes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de alcohol es responsable de un número creciente de enfermos de cirrosis en el mundo. 

Entre los factores de riesgo se encuentran la cantidad de alcohol consumido, la duración del consumo, así como predisposiciones genéticas que pueden acentuar el daño hepático. 

La enfermedad a menudo pasa desapercibida en sus primeras etapas, ya que muchos pacientes no presentan síntomas evidentes. 

Sin embargo, con el avance de la cirrosis, pueden manifestarse signos como fatiga intensa, pérdida de peso, ictericia y acumulación de líquido en el abdomen. 

La cirrosis no solo afecta la calidad de vida de quienes la padecen, sino que también carga a los sistemas de salud con costes significativos en tratamientos y cuidados. 

Es importante fomentar la educación sobre las consecuencias del consumo excesivo de alcohol, es clave para prevenir esta enfermedad devastadora y mejorar la salud pública en general. 

 Por: Shanté Falcón